
Esta semana, aunque tenía algunas ideas sobre las que escribir en el blog, lo del accidente de avión me ha dejado cao y con poca inspiración.
No quería empezar a escribir de otros temas como si nada hubiese pasado, porque sí que ha pasado, y estoy segura de que todavía seguimos todos en vilo con las increíbles noticias que van llegando.
Esta vez me deja la sensación de que nos ha tocado más de lleno, era uno de esos tantos vuelos que cualquiera de los que vivimos fuera podría haber cogido. Nacionalidades compartidas y cercanas. Un viaje corto y rápido dentro de Europa que en teoría nunca tendría que dar más problemas que los típicos retrasos o pérdida de maletas.
Damos por hecho que nos movemos en un continente seguro, países más que desarrollados, con tecnología punta y aviones de sólidas Compañías. Donde difícilmente nos va a pasar un tsunami, o un terremoto de 7 grados, ni siquiera tenemos que cruzar un océano.
En poco más de dos horas vas y vienes a otro país europeo, y coger un avión se ha convertido en algo tan normal como coger un autobús para ir a la ciudad de al lado.
Personalmente, el hecho de ver las imágenes de la T2 de Barcelona, en la que siempre aterrizo cuando viajo con Transavia, la low cost holandesa equivalente a Germanwings, una no puede evitar pensar cómo los azares de la vida decide tu destino.
Da igual lo que hagas, ni lo que decidas, el destino parece que ya lo tiene todo escrito y determinado para ti.
A unos no les tocaba coger este avión, sin embargo en el último momento decidieron que era la mejor opción. Otros que sí lo tenían que coger, lo habían cancelado, o ni se habían presentado por cualquier simple motivo. Preocupados y estresados seguramente por haberlo perdido, o por saber que no iban a recuperar el dinero del billete.
Son pensamientos trascendentales, que te vienen a la cabeza cada vez que ocurre un accidente impactante. ¿Qué hubiese pasado si…? ¿Qué hubiese pasado si NO…?
Pensar que pueda haber un destino ya determinado me da tranquilidad. Porque haga lo que haga, todas las decisiones me van a llevar a él. Ahora me lo tomaré todo más livianamente. Porque así, al fin, podré dedicarme más a vivir el presente (a ver si es verdad!).
Y es que hacemos planes para nuestra vida, sin contar que la vida ya tiene planes para nosotros.
Así que más que nunca, os deseo un lekker fin de semana!
Rosa
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